Desde entonces Natalia empezó a interesarse
por la obesidad, quería cambiar su contextura y ser alguien diferente. Veía
programas en donde la mayoría de las personas obesas quedaban en ridículo, pero
otros donde los ayudaban a salir de ese mundo donde la presión social los
destruía. En uno de ellos hablaban sobre una operación llamada baipás gástrico, un procedimiento quirúrgico que altera el proceso de
digestión, trata la obesidad con mayor rapidez que las demás. Ella se
emocionó y busco al primer médico que le realizara ésta operación.
Ésta cirugía se realiza porque actualmente es el mejor tratamiento para lograr el adelgazamiento duradero en pacientes obesos para quienes han fracasado los métodos no quirúrgicos de disminución de peso, como las dietas y los ejercicios.
Natalia no trabajaba y no contaba con el dinero para pagar una operación de 200 mil bolívares fuertes, acudió a su madre y ella se negó. Pero era tanta su insistencia que decidió prestar dinero, se endeudó con varias personas, hasta llegó a empeñar varios objetos, todo para juntar el dinero y hacerse el baipás gástrico que tanto quería para bajar de peso y sorprender a su madre.
Antes de la operación se realizó una serie de pruebas pre-operatorias, todo estaba en perfecto orden. A Natalia le preocupaba que tan riesgosa podría ser la operación. El doctor le dijo que operaban a más de 400 personas al año y que el riesgo de morirse era tan solo del uno por ciento. Las únicas que tendrían problemas serían personas de la tercera edad o con alguna enfermedad grave.
El mismo día de su operación, ingresa a las nueve de la mañana para ser intervenida a las tres horas aproximadamente. El personal de la clínica no era muy especializado que se diga para atender a este tipo de personas. Le sacaban la sangre cada dos minutos, y la cama donde ella estaba se veía a leguas que no soportaba su peso. Recién operada tenía que pararse y subirse sola porque nadie podía ayudar.
Al siguiente día la dieron de alta, fue hasta su casa y le indicó a su madre que no se sentía bien. El mismo día en la noche, acudió al hospital donde le habían realizado la operación y le indicaron que su dolor era producto de su mente, algo psicológico.
Durante varios días no soportaba el dolor, vomitaba y sangraba. Pero “todo era psicológico”. Sin aguantar un minuto más, decidieron ir hasta el hospital donde pasó varios días internada, los médicos insistían en que esos síntomas eran algo normal después de la operación, dijeron que había sido advertida y en realidad nunca lo mencionaron. Tenía fiebre, dolor e hinchazón en la herida, se trataría de algo normal después de una operación, el medicamento no hacía efecto más bien era todo lo contrario.
El medico recetó cualquier medicina desinflamatoria que le quitara el dolor y cualquier antibiótico para la infección, sin mencionar que la automedicación aumentaría la probabilidad de una hemorragia o alguna otra infección. Ninguna de sus indicaciones fue correcta, mencionó que debía mantenerse activa, ejercitarse normalmente, cuando en realidad, lo importante es mantener la cirugía limpia y seca y sobretodo evitar hacer esfuerzos.
Perdió sangre por una hemorragia interna. En el hospital no sabían que hacer más que buscar donantes. Al menos 50 donantes de sangre consiguió su madre para salvarle la vida.
Se complicó y decidieron intervenirla, según el médico probablemente solo podría ser una pequeña infección. Al ser intervenida constataron que la operación no había sido del todo exitosa. Los extremos que son unidos por el cirujano se abrieron y provocaron una grave infección, de esas difíciles de controlar, peritonitis. Limpiaron la cavidad y le hicieron nuevamente la cirugía, al parecer ésta si había sido exitosa.
Cinco días después, su madre decidió llevarla a casa, aparentemente Natalia había recuperado fuerzas luego de la donación de sangre y la operación que le habían realizado, aunque la cirugía no se veía muy bien.
Pasó un año y se veía recuperada físicamente, pero su sueño, el de rebajar sin mayor esfuerzo no era lo que sucedía para este momento. Ella no podía consumir la misma cantidad de alimentos como lo hacía antes de realizarse la cirugía, la ansiedad estaba acabando con ella, quería comer hasta más no poder y luego, se arrepentía, tomaba una conducta nerviosa, agresiva, se obligaba a vomitar y al final se tomaba unos cuantos anti depresivos.
Ya no era obesa, pero desarrolló algunas enfermedades mentales peores que su condición física antes de esta operación, bulimia nerviosa, esquizofrenia y depresión, las cuales la llevaron a la desesperación y a la capacidad de controlarse. Está irreconocible y su madre no sabe hasta donde podrá llegar.
La cirugía bariátrica es una técnica que cada día aumenta sus seguidores, sobre todo mujeres, gracias a la presión social. Es importante saber que cada persona es diferente y cada uno debe ser evaluado con la misma atención.
Esta cirugía significa un cambio importante en la vida de los pacientes, reduce la capacidad para absorber alimentos y es completamente irreversible. Es trabajo de los cirujanos darles la información realista de la cirugía, los riesgos y los cambios post operatorios que tendrán los pacientes en su estilo de vida.
La muerte de los pacientes en el quirófano es considerada menor que la muerte luego de la operación. Según un estudio realizado en Pensilvania, el 6.4% de los pacientes que se realizaron la operación mueren a cuatro años de ella. La principal causa de la muerte a largo plazo es por alguna enfermedad del corazón, pero no es la única, como Natalia muchos de los pacientes desarrollan enfermedades mentales y esto los lleva al suicidio, es un reflejo de la calidad de vida post operatoria del baipás gástrico.